Objetos destinados en un principio a sostener los cirios (velas), hoy en día todavía tienen gran cabida como elementos decorativos y luminosos. Los candelabros, del latín candelabrum, remontan su origen a tiempos antiguos presentándose con gran variedad de formas y significados, pero siempre destinados a un fin: portar luz.
Su uso en la antigüedad
En el siglo V a.C., los judíos le daban un uso religioso que se convertiría en su símbolo. La Biblia relata que delante del Lugar Santísimo del Tabernáculo y en el Templo de Jerusalén, había un candelabro de oro puro labrado a martillo con siete brazos sobre los cuales ardía una lamparilla que se quitaba y se ponía. En hebreo, dicho candelabro es denominado menorá. Homero, cuando describe en la Odisea el palacio de Alcinoo rey de Corcyra, habla de candelabros de oro hechos en forma de un joven colocado sobre un altar, que tenía en sus manos antorchas encendidas. Cicerón habla de candelabros de oro y piedras preciosas que un hijo de Antiochus había destinado para el templo de Júpiter Capitolino de Roma.
En la Edad Media el cristianismo los utilizo en sus iglesias y monasterios para iluminar espacios u objetos, pero con el paso del tiempo también empezaron a tener un uso decorativo.
De iluminar a decorar
Fue el obispo Durandus, en el siglo XIII, quien comenzó la tradición de situar los cirios encima de la mesa de altar. La costumbre de situarlos en el altar, o sobre él, no se generalizó hasta el siglo XVI. A partir del siglo XV, en los hogares aparecieron los candeleros de dos brazos, que se podían utilizar también como iluminación de mesa.
En el siglo XVIII, se convirtieron en auténticas obras maestras que no podían faltar en ninguna celebración que se preciase. Con la llegada de la electricidad, en el siglo XIX, ganaron gran importancia como elementos decorativos.
Candelabros Camusso
Lo mejor de ellos es su increíble variedad de modelos y estilos que combinados con la hechura de plata 925 y la manufacturación Camusso, se convierten en objetos verdaderamente únicos en cada detalle. Los hay con todo tipo de formas por lo que es muy fácil encontrar el que más se ajuste a tu estilo e introducirlo como elemento decorativo en tu hogar.
Sin perder su esencia original como portadores de luz, conceden a las estancias una atmósfera acogedora, producen una luz cálida y agradable y son una decoración muy elegante que no puede faltar. Puedes combinar incluso diferentes tipos de velas y estilos para lograr un efecto óptico diferente y con estilo.
Acá una variada muestra nuestros portadores de luz, cada uno único en diseño y detalle.