Artífice orfebre de la plata, el platero es conocido como aquel artesano que crea y comercializa objetos del mismo material o joyas con pedrería. Sin embargo, en tiempos virreinales tenía un sentido más amplio, agrupando varias especialidades: platero de plata, platero de oro, platero de masonería y batihoja.
El oficio, descrito también como arte, se remonta a la antigüedad. En los escritos de Homero (la Odisea) y Moisés (la Biblia) yacen vestigios que demuestran que el platero era conocido. Su oficio estaba bastante perfeccionado en la antigua Grecia, Egipto y entre el pueblo de Israel; existían, inclusive, aleaciones de oro y plata (lo que conlleva conocimientos avanzados) y se daba color a diferentes objetos. Tal ejemplo es la descripción del escudo del héroe Aquiles.
El arte, al igual que el grabado, fue cultivado por los romanos y elevado a un grado de perfección muy alto por los árabes y los indopersas. Asimismo, apareció cultivado en los imperios americanos.
Arte ancestral peruano
Destacan en Lima y en la costa norte aquellos artesanos dedicados única y exclusivamente a la platería. Hacia el final de la época prehispánica, los indios yungas plateros comían y vivían de su oficio. Trujillo, Pacasmayo, Chepén, Saña, Chiclayo, Ferreñafe y Lambayeque agrupaban a aquellos plateros y orfebres, dirigidos por un cacique. Ya en el Imperio inca (vestigios en el Cusco) manufacturaban piezas de oro y plata destinadas solo a la élite.
De esta forma, desde la época de la Colonia y hasta nuestros días el oficio del platero ha sido un arte por herencia en todo el Perú.
Camusso es heredero de este arte ancestral. Efectivamente, desde 1933 manos peruanas se dedican a esta industria, con exclusivos diseños de platería y joyería fina 925: https://www.camusso.com.pe/
Un diseño, un estilo, una marca.